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Lo que pasó allá en México

ATENCIÓN:


Esta historia está dirigida al público mayor de edad ya que contiene conceptos y temática madura. Los comentarios, lenguaje obsceno y situaciones íntimas están hechas con el propósito de entretener. Gracias.



Brian mordía su labio inferior discretamente mientras observaba al hombre que se encontraba frente a el; perfección vestido en denim. Dejó que sus ojos subieran a sus hombros, anchos y acogedores, tal como a él le gustaban. Pero este no era un día para distracciones. Pipón lo esperaba unos quiosquitos más adelante con unas cervezas frías en sus manos.


- Enormous! - le gritaba Pipón haciéndole señas para que viniera de prisa. - Avanza que tienes que ver esta mami!


- Si, si, voy, cabrón!


Edgar, mejor conocido como “Pipón”; nombre adquirido de parte de sus amigos por su enorme barriga, siempre le hacía pasar vergüenzas a Brian. Desde haber crecido juntos en el caserío hasta que logrando adquirir una gran cantidad de éxito con sus producciones musicales, siempre se iba al extremo con sus bromas.


Hace dos días que habían llegado a Mexico City para interpretar varias de sus canciones en un concierto gratuito. Las preparaciones ya estaban casi listas y la tarima redonda ya había sido establecida justo en medio del establecimiento para la gran noche. Los pequeños negocios en los alrededores habían de ser removidos para el evento así que los dos raperos aprovecharon la oportunidad para relajarse y tomarse unas “frías”, sentados a la orilla de una fuente.



- Esto’an sido los mejore’ días de mi vida cabrón. - dijo Pipón.


- Los mejore’ brothel! - contestó Brian.


- No se pueden terminal coño!


- Ya hablamo’ desto cabrón, este es mi último concierto y me voy pal carajo por un tiempo. Necesito analizar lo que es importante pa’mi ahora mismo.


- Ay mera déjate de esa pendejá Enu, que diablos te pasa? Lo tenemos to’. Estamo a punto de conquistal el mundo!


- Sabes que no me gusta que me llames “Enu” cuando solo somos tu y yo los que estamos hablando.


- Mala mía pai, es que no te entiendo. Ahora que estamos recibiendo benditas señales de que estamos haciendo las cosas bien y de que vamos por buen camino, vienes tu y te quieres ir pal carajo a analizar tu puta vida. No te entiendo puñeta!


- Es más complicado de lo que parece, ok?


- No tienes que hacerte la vida más fucking complicada de lo que ya es. Me tienes a mi aquí y tienes gente allá en PR que te quiere con cojones.


- Lo sé, pero no se trata solo de ustedes. Tengo que hacer esto por mi. Y si dejaras de ser mi partner por un momento y fueras mi amigo, entenderías.


- Soy tu fucking amigo, cabrón. Solo dime en lo que te puedo ayudar y ahí estaré.


- Gracias. - dijo Brian golpeando el brazo de Edgar. - Pero solo necesito que me apoyes, cuando llegue el momento.


Esa noche, se le celebró una fiesta de bienvenida a los dos raperos. Sus fanáticos en México estaban más que emocionados de tener a los más aclamados nuevos artistas que surgían en el género urbano. Brian se había pasado de tragos y el dolor que le había comenzado en la cabeza ya estaba comenzando a ser insoportable, así que se excusó con Pipón y se dirigió al hotel para descansar antes del gran día.


Brian no había podido ni quitarse la ropa cuando ya había alguien tocando a su puerta. Se preguntó quién habría de ser ya que Pipón pidió su propia habitación pero no lo pensó mucho y fue a abrir. Frente a él se encontraba lo que él pensaba que era la cosa más adorable que había visto en todo el día.


Un hombre corpulento de piel bronceada y ojos verdes estaba parado en el pasillo con su mano derecha recostada del marco de la puerta. Vestía una peluca rosada que llegaba hasta su pecho desnudo y rozaba sus pezones parados. Tenía un maquillaje puesto que estaba formado por una variedad de extravagantes colores que hacían que resaltara sus hermosos pómulos masculinos. Brian bajó la mirada lentamente y encontró que la cintura de este caliente personaje estaba arropada por una falda adornada por brillo plateado que hacía que brillara en medio de la luz del pasillo.



- Qué es esto? - Brian preguntó, devolviendo la mirada hacia los ojos de sus visitante nocturno.


- Lo que tu quieras que sea, bebé. - respondió esta criatura mágica, haciendo a un lado su pollina rosada que estorbaba su vista.


- Tú sabes quién soy? - dijo Brian.


- Claro! Por eso estoy aquí. No vas a preguntar por mi nombre?


- Si. - contestó Brian, aunque pasó un minuto en lo que habló nuevamente ya que se distrajo con el musculoso abdomen de aquel hombre.


- Supongo que quieres entrar en la habitación. - por fin dijo el chico. - Mi nombre es Adán, por cierto.


Los dos entraron en la habitación, desvistieron sus ropas y tuvieron una noche de pasión que Brian solo podía agradecer. La mañana había llegado antes de lo previsto y Brian despertó al sonido de su alarma. Adán se levantó apresuradamente al darse cuenta que estaba tarde para su turno en el trabajo.



- Te irás tan rápido? - preguntó Brian.


- Perdoname bebé es que estoy tarde, te veré cuando tu concierto termine, de acuerdo?


- Ta’bien, deseame suerte cariño.


- Todo estará bien mi amor. Aún tienes ganas de hacer lo que hablamos anoche?


- Si, eso creo.


- Sabes, lo podrías hacer esta noche.


- Tas loco! No creo que podría hacer eso. Y aquí en México menos! Tu no sabes lo machista que son esta gente aquí?


- Los tiempos han cambiado. Y total, no lo haces por ellos, lo haces por ti. Ya sea en público o en las redes estarías mostrándole tu felicidad al mundo. Y no a todos les gusta eso.


- Bueno, gracias de todas formas bebé, lo pensaré.


Adán se acercó a Brian y le dio un cálido beso en la frente. Luego de un momento, se escucharon fuertes golpes en la puerta de la habitación. Brian quedó petrificado por un segundo. Adán lo miró y dijo:



- Creo que tendrás una oportunidad de demostrar tu felicidad más rápido de lo que esperábamos.


- Ahora no, - dijo Brian levantándose de la cama y agarrando a Adán por los hombros. - ven y métete al clóset rápido y haz silencio!


- Wow! Nunca pensé que volvería a entrar aquí. - dijo Adán entrando al closet de la habitación.


Detrás de la puerta, la voz de Pipón se escuchó:


- Estás vestío’ cabrón? No quiero ver ninguna otra salchicha que no sea la que te comiste anoche con el arroz guisado.


Já! Si supiera, Brian pensó. Abrió la puerta y ahí estaba el panzón rapero con una sonrisa de oreja a oreja.



- De que te ríes, huevón? - preguntó Brian.


- Te gustó la broma que te envié anoche? - contestó Pipón, que ahora estaba al borde de una carcajada.


- Qué broma?


- El mariposón aquel que te envié! Estaba en el pary’ y le dije: “Mira mi pana en el cuarto 205 le gustan los mariposones.” Y cuando le pagué fue corriendo pa ‘onde ti. Imagino que le diste una senda mandá pal carajo! - Pipón dijo riéndo.


Brian no tenía idea de que decir en esos momentos. Pensó por un instante en todas las oportunidades, tales como esta, que había tenido de decirle a su mejor amigo la verdad y de cómo el miedo tantas veces lo había detenido. Al final solo podía evadir la situación, y aquí iba otra vez.



- En veldá que no sé mano, nadie tocó la puerta aquí anoche. To’ el mundo estaba tan borracho, tuvo que haber tocado en otro lao’. - dijo Brian riendo.


- Ah ‘ñeta, que jodienda. Hubiese estao’ super gracioso! Bueno, ni modo, tienes que avanzar que solo tenemos pal de minutos pa’ ir allá ‘bajo.


- Dale, yo me baño y me visto y te veo abajo en pal de minutos. Solo dame un momento, yo te busco en la tarima. - dijo Brian.


- Estás seguro? No necesitas na’?


- Segurísimo. Nos vemos orita. - Brian dijo mientras cerraba la puerta detrás de Edgar.



El momento del concierto había llegado y el público gozaba del rito urbano, de las bailarinas y bailarines y del excelente talento que se desenvolvía en la tarima. Brian, ahora convertido en el rapero que todo el mundo conocía y amaba “Enormous”, disfrutaba del espectáculo junto a Pipón.


Terminaron una de sus canciones más exitosas y las cientos de personas que se encontraban allí pedían más, pero Brian tenía otro asunto en mente. Se acercó a Edgar y le dijo al oído: --Llegó el momento partner. - Edgar hizo la seña para que la banda bajara la intensidad.


La frente de Brian comenzó a sudar y casi queda petrificado en medio de la tarima cuando se dio cuenta de cuántas personas habían allí. Pero tenía que terminar con los secretos y las mentiras, así que apretó el micŕofono fuertemente y comenzó a decir: --Buenas noches, damas y caballeros! - lo cual fue seguido por un grito de júbilo de parte del público. --Espero que la estén pasando cabrón porque nosotros definitivamente la estamos pasando en grande. Pero… tengo algo muy importante que decirles, bellezas. Es algo que he mantenido callado por un buen tiempo y espero que me perdonen por eso. Pero ya no más. Mi gente, hoy quiero declararme públicamente como un hombre felizmente homosexual. - El silencio arropó todo el establecimiento, Pipón no tenía idea ni que decir para animar al público nuevamente.


De repente se escucharon el chocar de manos, parecidos al caer de gotas de agua antes del aguacero, a los cuales le siguieron más aplausos de la parte de atrás del público y corrió lentamente hasta el frente de la tarima. Todos le aplaudían ahora a este gran hombre menos su amigo Pipón, el cual quedó paralizado después de escuchar aquellas palabras salir de la boca de su amigo. Brian giró su rostro y se le quedó mirando por unos segundos, vio que Edgar se le acercaba lentamente. Pipón se paró frente a él y agarró fuertemente sus hombros, seguido por un apretado abrazo. Los ojos de los dos raperos se llenaban de lágrimas y mientras compartían ese momento cálido, Edgar susurró a su oído le dijo: --Te amo con cojones.


Fin.


 MáS SOBRE EL AUTOR: 

 

Jonathan Santos Atanacio es un joven autor amateur y escritor de varias historias cortas en categorías como: ficción,  ciencia ficción, comedia y juvenil.

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